Luis Rafael Piccinetti, de 47 años, pasó una noche tranquila en el escuadrón de Gendarmería Nacional de La Quiaca. Sus custodios aseguraron que durmió varias horas, sin problemas. No generó problemas y lo único que pidió fue agua para beber durante la noche. Aguardó pacientemente que se terminaran de hacer todos los trámites. Saludó amablemente a los custodios y suspiró hondo antes de subirse a la camioneta que lo trasladaría a la provincia. Esposado nuevamente, aguantó estoicamente el viaje de más de cinco horas que lo devolvió a Tucumán, de donde se había escapado hace más de ocho años. Nunca lloró, ni siquiera al pensar que dejó la vida de lujo que llevaba en Bolivia y que ahora redescubrirá las miserias del sistema carcelario que lo tendría como integrante durante mucho tiempo si se lo condena por el homicidio del que está acusado.

En febrero de 2011 dijo que se iría a pescar porque quería estar tranquilo. Pretendía despejarse antes de escuchar la sentencia del juicio en su contra por el crimen del productor José Luis Salas, ocurrido en julio de 2007.

Según la investigación desarrollada por la fiscala Adriana Giannoni, él, junto a Silvia Raquel Lai, la viuda de la víctima, planearon el homicidio para poder continuar con la relación que mantenían. Concretaron el crimen en la madrugada de un frío domingo. Se cree que el profesor lo mató golpeándolo con una mancuerna del gimnasio que tenía en esa ciudad. Un tribunal encontró culpable a la mujer y la condenó a prisión perpetua. Él no escuchó el fallo porque decidió escaparse dos días antes de que se diera a conocer el veredicto..

Ahora que está detenido, los investigadores comenzaron a armar el rompecabezas de la vida que llevó durante los ocho años que estuvo prófugo. Villazón fue la primera ciudad en la que se instaló. Allí habría elegido un nombre falso para conseguir un documento trucho.

En 2017, una comisión de la Policía tucumana al mando del comisario Daniel Robles había estado buscándolo una semana en esa localidad. Se entrevistaron con informantes de la Policía Militar del vecino país que les confirmaron que el tucumano había desplegado todos sus encantos dando clases de gimnasias y haciendo masajes. “Hasta en los prostíbulos nos confirmaron que lo conocían, pero que había desaparecido de la noche a la mañana hacía mucho tiempo. Ahí se pinchó nuestro trabajo porque le perdimos el rastro”, comentó.

Piccinetti demostró que era un especialista en cubrir su fuga. El día que abandonó Tucumán se llevó su celular, pero habría eliminado el chip. El aparato no tuvo ningún tipo de actividad a la hora de haberse activado. Por eso siempre fue difícil encontrar un rastro para determinar dónde se podría haber ocultado.

Los pesquisas creen que el acusado de homicidio estuvo al menos un año en Villazón y después se mudó a Potosí y, por último a Oruro. Se estima que en esas dos ciudades se dedicó a dar clases de gimnasia, masajes y, por supuesto, seducir mujeres. “Me gustan más que comer a las 12”, le dijo una vez a LA GACETA.

Hace más de un mes, la llamada de un informante encendió todas las luces de alarma. Un desconocido -su nombre por cuestiones legales nunca será divulgado- avisó que Piccinetti podría estar oculto en Cochabamba, la cuarta ciudad de importancia de Bolivia. La jueza Wendy Kassar, presidente de la Sala IV, como lo venía haciendo en los últimos meses, pidió que esa información fuera investigada.

Sorpresa

Ordenó entonces a los hombres del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales que cruzaran la frontera. Se hicieron pasar por turistas y descubrieron parte de la vida que había llevado el prófugo durante al menos los últimos tiempos. Habrían confirmado que se instaló en esa ciudad después de que iniciara una relación sentimental con una adinerada mujer.

Piccinetti, de acuerdo al trabajo de investigación, vivía con su pareja en una casa lujosa de un barrio residencial. “Tenía cámaras de seguridad que filmaba el exterior y el interior de la casa. Se movilizaba en una camioneta de alta gama con vidrios polarizados. Era evidente que se preocupaba por su seguridad o mejor dicho, para que no lo descubrieran”, explicó una fuente del Ecif.

El acusado de homicidio en menos de cuatro años se había transformado en el dueño de dos gimnasios de alto nivel, similares a los que funcionan en Yerba Buena. “Tenía de todo, para hacer bicicleta, cinta y pesas, además de espacios confortables para la distintas clases de aerobics”, explicaron los investigadores.

Los investigadores del Ecif le pasaron una carpeta con esa información a Interpol de Bolivia para que continuaran indagando. Los pesquisas de esa fuerza establecieron que el tucumano, por los contactos de su pareja, se codeó con los miembros de la alta sociedad de Cochabamba.

Piccinetti y su pareja tenían una activa vida social. Disfrutaban de los viajes, especialmente de las supuestas escapadas a Brasil, donde estaban las platas que más les gustaba y que habrían descubierto cuando viajaron al Mundial de Brasil para disfrutar de la Selección. Pero esa vida ya forma de su pasado. Ayer, al poco tiempo de haber arribado a la provincia, se topó con una dura realidad. De Tribunales pasó al penal de Villa Urquiza, donde podría permanecer muchísimos años.

La defensora del detenido no definió aún estrategia

“No puedo decir nada hasta que hable con él. Estamos trabajando en la causa, pero me interesa entrevistarme con (Luis) Piccinetti antes de nada”, aseguró Mariela Mayer, defensora del hombre que permaneció prófugo durante más de ocho años. La profesional agregó: “aún no tuve acceso a la causa y lo que conozco es lo que salió en los medios”. La abogada destacó que acordaron con los miembros de la Sala IV recibir a Piccinetti el lunes. “No tenemos idea de cuándo será el juicio, pero todo parece indicar que los magistrados pretenden hacerlo antes de que termine el año”, agregó. Mayer señaló además que ella no puede alentar ninguna postura hasta que se entreviste con su defendido.

Todos los interrogantes

¿Cuál es el futuro del imputado?

Por el momento, al estar con prisión preventiva, será trasladado hasta el penal de Villa Urquiza, donde permanecerá hasta ser enjuiciado.

¿Sólo deberá escuchar la sentencia?

No. Legalmente el debate oral debe realizarce sólo en su contra. La otra acusada, Silvia Raquel Lai, ya fue condenada.

¿No habrá problemas legales?

No. La sala que deberá realizar el juicio cambió todos sus integrantes por fallecimiento o por jubilación de sus anteriores miembros.

¿Podría hacerse un juicio abreviado?

Es una alternativa, pero para que ello ocurra Piccinetti debe declararse culpable. El acusado siempre dijo que era inocente.